Hac
e poco el Ayuntamiento
de San Lorenzo vendió su alcantarillado a Aqualia
que ya gestiona el suministro de agua potable y el Polideportivo del Zaburdón
con su “spa”. ¿Esta nueva privatización dará una mayor eficacia y mejorará el
servicio al usuario? Vemos como Aqualia ha subido el precio del agua de forma
abusiva y como gasta lo mínimo necesario en el mantenimiento de la red. Además,
cuando llaman los consumidores enfadados, Aqualia culpa al Ayuntamiento de los
problemas.
Una reparación de tubería en la Calle Velázquez |
Hay varias
calles céntricas de San Lorenzo con problemas de mantenimiento de la red de
agua potable. Un ejemplo especialmente llamativo se ve en la Calle Velázquez de
San Lorenzo, en el tramo comprendido entre el restaurante Pulgarus y la calle
Mariano Saiz. En este tramo de unos 200 metros hay una tubería que proporciona
agua potable que tiene, al menos, 19 reparaciones. No siempre se pueden contar
todas ya que quedan bajo los coches aparcados. Es habitual para los vecinos que
una vez al año, a veces más, esta cañería se rompa y deja salir agua hasta que
alguien avisa al Ayuntamiento ó a la empresa y los operarios de Aqualia la
reparan. Siempre queda sin embargo un
testigo de la reparación, ya que terminan esta con una capa de hormigón, sin en
ningún caso, reponer el asfalto retirado
Pasa lo
mismo en otras calles como Santa Rosa donde, durante un verano, hubo cuatro
cortes de agua en tres semanas por problemas con las tuberías. Cuando llamó un
vecino para quejar, la compañía le respondió que el problema se debía a que el
Ayuntamiento no quería invertir en nuevas tuberías. Sin embargo, es Aqualia que
tiene esta responsabilidad: hasta el año 2034 lleva la explotación del agua en
San Lorenzo y esto, por supuesto, incluye el mantenimiento e inversión en
nuevas tuberías.
Todo esto
demuestra que el resultado de la privatización es normalmente muy distinto del
anunciado (reducir costes, aumentar eficacia etc.). Desengañémonos, una empresa
privada tiene como objetivo ganar dinero y repartir beneficios entre sus socios.
Por tanto, en las gestiones de todos estos servicios municipales, en forma de
monopolio, la técnica habitual es racionalizarlos por los medios habituales: menos
personal, menos mantenimiento, menos inversiones.
Las
empresas monopolísticas de servicios públicos suelen ser o filiales de grandes
constructores u otros grandes grupos empresariales o empresas pequeñas muy
cercanas a los políticos en poder. Generan pingües beneficios para sus dueños
porque no hay ninguna competencia; por ejemplo los usuarios no pueden contratar
su agua o la retirada de su basura con otra empresa. El resultado de esto es la
opacidad en la contratación, un riesgo real de corrupción, precios altos y mal
servicio para los vecinos.
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