RESUMEN DE LA CHARLA DE DAVID MARTÍN SOBRE EL CULTIVO DE LINO EN LA SIERRA DE GUADARRAMA

 


El sábado 22 de febrero David Martín (coautor del libro ‘El lino: devanando la madeja’) vino a la Casa de la Juventud de San Lorenzo para explicarnos la cultura del lino en ambas vertientes de la Sierra, que ha dejado rastro en nuestros topónimos y paisaje. Es el segundo libro que hacen David y Mar Pinillos sobre los usos tradicionales serranos que, en las últimas décadas, se han ido perdiéndose (su primer libro fue sobre las caceras del Guadarrama). Felicitamos a los dos por rescatar del olvido estos conocimientos tan importantes, una parte intrínseca de nuestra cultura inmaterial.

 

Para escribir el libro David y Mar realizaron un largo trabajo de campo en ochenta pueblos, algunos de la vertiente madrileña de la Sierra. También entrevistaron a noventa personas mayores que todavía recordaban el cultivo y el procesamiento del lino. La Sierra de Guadarrama fue un lugar idóneo para el lino porque el proceso de producción necesitaba mucha agua. El primer documento escrito que demuestra su cultivo en Segovia es de 1221, pero el lino es la planta textil más antigua y se cultivaba en oriente medio desde hace miles de años. En la Sierra se cultivaba en ‘los linares’, las tierras más fértiles, más llanas y cercanas a los pueblos, con un sistema de caceras para su riego. Durante el invierno se abonaba la tierra con animales y se plantaba el lino en marzo; hay un dicho ‘más vale estopa de abril que lino de mayo’.  Se hacían surcos para el riego y se sembraba espeso para que los tallos fueran delgados. En julio salían unas preciosas flores azules y en agosto se cosechaba el lino, arrancando las plantas de raíz.

 

El primer paso fue sacar la grana o semilla mediante el golpeo en piedras (majaderas) o con mazos. Luego se dejaron los haces de lino para secar. Septiembre era el mes más importante con el empozado para separar la corteza de la fibra.  Manojos de lino fueron metidos en pozas de un metro de profundidad durante un periodo de entre tres semanas y cuarenta días. Fue clave sacar el lino en el momento justo durante el mes de octubre.

 

Primero, el lino fue golpeado por ‘espadas’ fabricadas de olmo para terminar de sacar la corteza. Luego vino el peinado y se dividía el lino en distintas calidades, con la mejor fibra para las sábanas. El proceso de hilar el lino se llevaba a cabo durante las largas noches de invierno y fue una actividad colectiva de las mujeres que charlaban e hilaban a la vez. Después, el ovillo listo para tejar fue pasado a los tejedores que visitaban los pueblos y que tenían tejares en los pueblos más importantes de la provincia.

 

El cultivo de lino empezó a bajar en el siglo XIX con la llegada masiva de las telas de algodón y el cultivo de la patata, pero seguía en algunos pueblos serranos hasta los años 50 y 60.  La labor de David y Mar en conservar los conocimientos de la cultura podría incluso servir para reactivar el cultivo de lino en la Sierra porque es un buen substituto ecológico para los derivados de petróleo no solo para los textiles sino para la bioconstrucción.  

 

Recomendamos los excelentes libros de David y Mar sobre los usos tradicionales, muy bien escritos y con muchas buenas ilustraciones y fotos:

El lino: devanando la madeja

Ecos del agua en la Sierra de Guadarrama

https://www.tenadadelmonte.es/tienda?store-page=Novedad-c175550225

 


 


 

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