La Marea Verde delante el Monasterio de San Lorenzo |
06 de febrero: Todos sabemos que se aplica la ley de forma desigual en España. Los grandes defraudadores y corruptos casi siempre salen libres mientras que las administraciones crujen al ciudadano de a pie por faltas pequeñas. Los bancos en quiebra reciben dinero público a raudales mientras que la policia echa a la calle el ciudadano que no puede pagar su hipoteca. Exactamente lo mismo pasa en San Lorenzo y en El Escorial donde, a menudo, solo se aplica la ley cuando les viene bien a las autoridades. Aquí ponemos unos ejemplos flagrantes de esta situación de injusticia en nuestros municipios.
No hay libertad de expresión para los opositores
Operarios en el tejado |
Ignorada la normativa sobre los riesgos laborales
Al pasar por una de las Casas de Oficios enfrente del monasterio los mismos activistas de la Marea Verde vieron a dos operarios encima del tejado, sin
ningun medio de seguridad y prevención, poniendo tejas de pizarra, con
montones a pie de la cornisa y sin ningún perimetro delimitado, la gente
y viandantes, pasando por debajo. Parece que, para el jefe de seguridad del Monasterio, no pasaba nada y creció la indignación de los integrantes de la Marea Verde: "nos llaman
la atención por hacer una foto, pero una posibilidad real de accidente
mortal, incumpliendo toda normativa, no era digna de atención."
La contaminación acústica en San Lorenzo
Los reglamentos urbanísticos en El Escorial
La gran mayoría de los escurialenses, para construir un edificio menor o incluso para hacer reformas en sus casas, tienen que presentar un proyecto técnico, esperar su aprobación, realizar las obras y finalmente esperar la licencia de primer uso antes de utilizarlo, además de pagar las tasas en cada etapa del proceso. Sin embargo, la Asociación de Seglares Reparadoras Amor, Unión y Paz, recibió en tiempo record el permiso para construir una gran capilla "provisional" en la finca de Prado Nuevo, un suelo rústico de protección. Después no pasó nada cuando miles de personas acudieron a la capilla durante meses aunque la edificación no tenía ni siquiera la licencia de primera ocupación.
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