LA PLANTACIÓN DE ABANTOS TRAS EL GRAN INCENDIO CONTRIBUYÓ AL FRACASO DE LA REFORESTACIÓN, PERO HAY MOTIVOS PARA EL OPTIMISMO

 

Después del incendio: foto de Carlos González Ximénez

La zona del Monte La Jurisdicción quemada por el incendio de 1999 fue de 115 hectáreas y su recuperación ha sido objeto de dos estudios 1/2. Sin embargo, en ninguno hay mención del impacto de las operaciones forestales que comenzaron en el otoño de 2000. Tras el incendio hubo una importante regeneración del pino resinero (Pinus pinaster), una especie bien adaptada al fuego3. Por desgracia, gran parte de estos brinzales fueron destruidos por las operaciones forestales de la Comunidad de Madrid y la misma plantación de pinos sufrió una elevadísima mortalidad. El resultado ha sido que, veinticinco años más tarde, la zona quemada se ha convertido en un matorral con solo un 15% de pinar joven2. Entonces se puede concluir que la misma plantación ha sido un factor decisivo en la fallida reforestación del monte público.  

Durante el verano del 2000 hubo una sequía estival que afectó los pinos regenerados, pero cuando empezaron las operaciones forestales para retirar la madera quemada en el otoño de 2000, había pinos de unos 10-15 cm, algunos más. Estas plantas, que habían sobrevivido al incendio, hundían sus raíces en un suelo quemado y lavado, pero no destruido. Aunque las capas superiores no fueran gruesas mantenían su estructura tras el incendio en la mayor parte de la superficie quemada. El éxito de esta regeneración natural dependió de factores como el grado de intensidad del incendio en distintos lugares, su efecto sobre la capa de mantillo y hojarasca del suelo y fue peor en las zonas más pedregosas y con afloramientos de rocas1.

A partir del septiembre de 2000, un año después del incendio, comenzaron las operaciones forestales que costaron 405.668€ para la eliminación de residuos y 306.516€ para la reforestación5. Al pasar el bulldozer con la reja de más de 50 cm buscando un buen subsolado para la nueva plantación, aplastaron todos los pimpollos y arruinaron la fina capa de suelo existente que había soportado la viabilidad del semillado, incapacitándola para otras siembras. Por otra parte, las plantaciones tampoco fueron muy cuidadosas, con muchos plantones mal enterrados en un suelo pedregoso tras la rotura de horizontes del subsolado. Al año siguiente a la plantación prácticamente no había supervivientes.

Más tarde la Comunidad de Madrid realizaron otra plantación pequeña, esta vez de frondosas como melojo, fresno y arce de Montpellier y con agujeros hechos a mano, en la zona entre los arroyos de La Cruz y el Barrancón. También murieron muchos árboles, pero sobrevivieron los suficientes para crear una zona de biodiversidad colindante a la plantación que Entorno Escorial y ARBA Sierra de Guadarrama mantienen desde 2004. Ambas experiencias demuestran los retos de la reforestación en Abantos, especialmente por las sequías estivales agravadas por el colapso climático. Sin embargo, se ha visto que es posible reforestar con ahínco y con los métodos apropiados.

Los primeros hechos que sucedieron tras el incendio son importantes para entender lo que sucedió después y la situación actual: antes del incendio (1998), en la zona quemada había un 85% de pinar maduro y solo un 3 o 4% de matorral. Más de veinte años después (2020), solo había un 14% de pinar joven y más de 80% de matorral2. Es claro que no conocemos cómo habrían evolucionado los pinos surgidos de las semillas del incendio, pero que estuvieran vivas el segundo verano1 a pesar de la aparente fragilidad de su parte vegetativa hacía avistar el futuro con cierto optimismo.

A la espera de la renovación del Plan de Ordenación del Monte La Jurisdicción (2015-2024), esperamos que el ‘cambio de paradigma’, que nos comentó en marzo la directora general de Biodiversidad y Gestión Forestal de la CM5 — además de una mejora de la financiación— puedan impulsar las medidas forestales necesarias en Abantos como las siembras y plantaciones, las cortas y los acotamientos temporales para fomentar la regeneración forestal y el tratamiento sistemático de las plagas. Ante la gran amenaza del cambio climático, la única manera de asegurar la supervivencia de nuestros bosques es una fuerte inversión pública en gestión forestal — para transformar poco a poco los pinares en bosques mixtos, más resilientes y con mucha más biodiversidad6.

 

1 Madrigal, J. et al (2005) ‘Regeneración post-incendio de Pinus pinaster Ait en la Sierra de Guadarrama (Sistema Central, España) – modelos descriptivos de los factores influyentes en la densidad inicial y la supervivencia.’ Investigación agraria: sistemas y recursos forestales. Vol 14, nº 1.

2  Enríquez de Salamanca, A. (2023) ‘Dynamics of Mediterranean pine forests reforested after fires’ Journal of Forestry Research 34 (1)

3 SINC (2008) Los bosques de pinos resineros se regeneran muy rápido después de un incendio forestal (17/07/2008)

4 20 Minutos 20/08/2009

5 La comunidad debe financiar los planes de la DG de Biodiversidad para la gestión forestal en Abantos

6 En la asamblea de Madrid pedimos inversión en gestión forestal para frenar el deterioro del Monte Abantos (mayo 2024)

 

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