Ante las opiniones, imágenes y vídeos vertidos en las redes sociales por muchos vecinos contrarios a la utilización de animales vivos en eventos festivos, el Ayuntamiento de El Escorial ha salido al paso "informando" que la participación de renos en la "cabalgata de Papá Noel", que para nada es tradicional. Según el equipo de gobierno, ha costado a los vecinos más de 31.000 euros, "se ha realizado cumpliendo estrictamente la normativa vigente en materia de bienestar y sanidad animal, contando con todas las autorizaciones administrativas necesarias y bajo supervisión veterinaria".
Una de las primeras acciones que acometió el actual gobierno municipal, fue la modificación de la Ordenanza de Bienestar Animal, justo para permitir la utilización de animales en eventos festivos, ferias y romerías. Nuestra asociación, que presentó alegaciones, ya advirtió de la dificultad de garantizar el bienestar de los animales a lo largo de estas celebraciones y solicitamos que se incorporara a la Ordenanza el tipo de animales que podían ser utilizados y en qué tipo de eventos. Por supuesto, el actual gobierno municipal denegó la totalidad de nuestras alegaciones sin ninguna explicación.
En cualquier caso, en el Título IV de la Ley 7/2003, de Protección del los Derechos y el Bienestar de los Animales, que les reconoce su condición de seres sintientes, figura: "se prohíbe el uso de animales en exposiciones de belenes, cabalgatas o procesiones en los que se mantenga al animal de forma incompatible con su bienestar, dadas las características propias de cada especie o inmovilizado durante la celebración del evento...se prohíbe también el uso de estos animales cuando se haga uso de elementos pirotécnicos". No parece que los renos sea una especie propia de estas latitudes y, desde luego, se hace uso de petardos y otros elementos pirotécnicos además de una música a altísimo volumen, luces, gritos y demás.
Nosotros pudimos observar animales estresados, con señales de calvas y heridas en la piel, fallos en las patas, dificultad de movimientos e, incluso, cornamentas que parecían falsas.
En ningún caso nos parece, como a muchos otros vecinos, que sea un espectáculo digno y, ni mucho menos, tradicional. Solicitamos, en aras de la transparencia, que el ayuntamiento haga públicas, previa anonimización, las autorizaciones zoosanitarias de los animales.
Esperamos del gobierno municipal que, de cara a las próximas Navidades, le eche mucha más imaginación a estas celebraciones, sin necesidad de utilizar animales de aspecto tan penoso, porque, como ya dijimos el año pasado, este lamentable espectáculo no es magia, ni es tradición.

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