PRESENTE Y FUTURO DEL MONTE ABANTOS E INCENDIOS FORESTALES: LA INTERFAZ URBANO-FORESTAL

 


El monte Abantos se encuentra en una situación preocupante. Veinticinco años después de sufrir un incendio impresionante que arrasó 425 hectáreas, ni se ha regenerado la parte quemada, ni se ha intervenido en la parte del bosque que no se vio afectada.

El pasado mes de agosto, Entorno Escorial organizó un acto dedicado a plantear el futuro del bosque de Abantos. Se presentaron videos sobre el incendio e información sobre la situación de riesgo del pinar y la necesidad de medidas reales de gestión forestal. Entorno Escorial aboga por las propuestas en el Plan de Ordenación del Monte La Jurisdicción (2015-24) para convertir este monte público en un bosque mixto y más resiliente al fuego — mediante actuaciones como vallados para fomentar la regeneración natural, clareos y plantaciones de árboles autóctonos. Por desgracia estos objetivos no se han cumplido por la falta de presupuesto de la Comunidad de Madrid.

El conferenciante invitado Domingo Molina, doctor ingeniero de Montes, profesor titular de la Universidad de Lérida y director de la revista Incendios y Riesgos Naturales, señaló varios puntos muy clarificadores. Los factores climáticos para el potencial riesgo de que se produzca un incendio forestal son los días transcurridos desde la última lluvia, la humedad relativa, la velocidad y dirección del viento y la temperatura. A nivel de divulgativo, se habla de la regla del treinta. 30 días sin llover, una humedad relativa menor del 30%, una velocidad del viento mayor de 30 m/s, y más de 30º de temperatura.

Las condiciones climáticas que se daban el 20 de agosto de 1999, cuando se produjo el incendio, no eran potencialmente peligrosas. Las últimas lluvias se habían dado doce días antes, la humedad relativa era del 42%, el viento de dirección sur, pero que no era una masa de aire sahariano, tenía una velocidad de 15 m/s y la temperatura era de 26º. Todos ellos valores por debajo de los considerados de riesgo. Esto quiere decir, que el conato de incendio que no pudo controlarse a tiempo, y que dio lugar a la propagación del incendio, alcanzó su magnitud y extensión debido al mal estado del pinar. Como dijo Molina, un pinar que no se había gestionado adecuadamente, con árboles en contacto unos con otros, no necesitaba mucho para quemarse.

En España, las masas forestales crecen y cada vez están más densas. Trabaja poca gente en el medio rural y poca gente en la gestión forestal. El fuego forestal crece y el agrícola también. Para evitarlo hay que intervenir de manera significativa en el territorio haciéndolo rentable y sostenible. Poniéndolo en uso y apoyando como consumidores los productos que se trabajen en estos huertos, campos y bosques

Si los bosques estuviesen bien gestionados, el fuego sería un agente que formaría parte de la dinámica del bosque y se podría dejar correr los fuegos de poca intensidad haciendo lo que se llama “podas térmicas”, despejando las partes bajas de ramas hasta cinco metros y matorral.

La gestión forestal debe hacer tratamientos significativos en el territorio. Cambiar de una situación comprometida a otra que no lo sea. Pero hoy, lo que se hace no es gestión forestal, a un coste razonable, sino que se abordan intervenciones de poca entidad y a precios que son de jardinería y no de gestión selvícola.

Hay mecanismos. La administración podría ser proactiva contratando a agricultores que aún está en activo para que también cultivasen las tierras abandonadas. La administración puede expropiar o imponer servidumbres por interés público.

El incendio de Abantos tocó dos urbanizaciones, la Pizarra y la urbanización Felipe II. Ambas urbanizaciones, que están separadas del núcleo de San Lorenzo de El Escorial, son las típicas urbanizaciones en pendiente, construidas sobre la falda del monte y rodadas de bosque. Pero esta no es una situación excepcional en el núcleo de San Lorenzo. La ciudad bosque de Abantos, de más antigüedad, se levanta también en medio de un pinar y en contacto directo con el bosque del monte del Romeral y Monte Cerrado. Todo el límite superior del pueblo se puede considerar como interfaz urbano forestal.

Es necesario tomar conciencia de que el riesgo de un gran incendio en el Monte de la Jurisdicción es una situación, que lamentablemente, es de alta probabilidad.

Y en ese escenario ¿Cuál es la situación de las casas? ¿Es posible contribuir a evitarlo y estar preparados para esta eventualidad?

De acuerdo con lo que explicó Domingo Molina. Las casas no se queman tan fácilmente. Por lo general transcurren hasta dos o tres horas desde que llega la primera pavesa hasta que se produce un incendio en las casas. Si una casa y su jardín están bien mantenidos, en el caso de un incendio, hay que refugiarse dentro de la casa cerrando puertas y persianas. Así no entra el fuego. En una evacuación, si no se cierran puertas y persianas entrará el incendio por los vanos que sean susceptibles, con una cierta radiación térmica se romperá el cristal.

Sin embargo, si alrededor de la casa, hay acumulación de lo que se llama coloquialmente “marraneo”, restos de limpieza del jardín, leña, otros restos de materiales o mobiliario de jardín, especialmente si es de plástico, pueden perderse las casas, aunque no se trate de un gran incendio.

En la interfaz urbano-forestal es muy importante contar con casas seguras. Afortunadamente, hay mucho conocimiento y experiencia acumulada al respecto y existen muchas guías indicando los elementos de riesgo. Por ejemplo, Greenpeace tiene una guía muy completa y un cuestionario que ofrece unas recomendaciones esenciales a tener en cuenta. (links más abajo).

En urbanizaciones en ladera, siempre que se pueda, interesa posicionar la casa retranqueada de la pendiente ya que pendiente facilita la propagación del fuego. El uso de muros para crear saltos del terreno y cortar la pendiente es muy interesante. La pendiente del terreno se corta con un muro de piedra, que frena la corriente convectiva caliente que viene con la pendiente, y la desvía hacia arriba. Verticaliza la corriente convectiva.

La casa, debe tener un mantenimiento periódico. Especialmente el tejado, retirando pinochas de pino y restos de hojas sobre su superficie y sobre los canalones, y evitando en la proximidad de las ventanas la acumulación de leña y de matorrales demasiado espesos o de ramas de árboles.

Se debe observar un equilibrio respecto a la vegetación y es recomendable que la administración establezca normas al respecto. Por ejemplo, en California del Sur, hay este tipo de normas respecto a la vegetación. Así, los servicios de extinción pueden considerar. “zona defendible” un jardín si se han respetado las normas.

Entorno a la casa se deben establecer franjas de acuerdo con un criterio de riesgo. Más precauciones en los dos primeros metros del perímetro de la casa. A menos de diez metros, la zona tiene que estar ajardinada, es decir, árboles aislados en grupos de dos o tres, podados hasta cinco metros y suelo desbrozado y limpio de restos vegetales. Hasta veinticinco metros, el jardín puede ser más natural, pero retirando todo lo muerto. Evidentemente, el riesgo es el mismo, aunque el radio de veinticinco metros alcance un terreno que queda fuera de una propiedad, y en ese caso es una cuestión que debería abordarse, con la colaboración entre vecinos y desde el conjunto de las urbanizaciones estableciendo normas para asegurar que todos estén protegidos.

En resumen, se trata de un problema con muchas aristas que tiene que enfrentarse desde varios frentes. Las principales conclusiones sobre cuáles son las necesidades y la forma de abordarlas para Domingo Molina serían:

a)         Necesidad de planificación urbanística integral, con exigencia normativa en cuanto a autoprotección

b)         Necesidad de priorizar viviendas como refugios seguros y en segunda opción considerar la evacuación

c)         No focalizar los esfuerzos en contar con más cantidad de medios de extinción sino en la gestión integral con profesionales bien formados “forestalizándose”. Los servicios de bomberos tienen que avanzar en este tipo de formación.

d)         Educarnos a convivir con el fuego, como, por ejemplo, en otros lugares a se educa a convivir con los terremotos, almacenando comida y bebida para tres días en zona segura.

 

 

 

GUIAS, CUESTIONARIOS Y RECOMEDACIONES

https://es.greenpeace.org/es/sala-de-prensa/informes/protege-el-bosque-protege-tu-casa-informe-ampliado/

https://es.greenpeace.org/es/noticias/esta-tu-casa-preparada-en-caso-de-incendio-calcula-el-riesgo/

https://riesgodeincendios.org/

 

 

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