EL ABANDONO DE NAVALQUEJIGO, LA DESIDIA DEL AYTO. Y LA SOMBRA DE LA ESPECULACIÓN URBANÍSTICA

 

La iglesia de la Exaltación de la Santa Cruz: agosto 2020 Foto: ALANA

La historia de Navalquejigo parece haber salido de una novela, pero con ingredientes escurialenses: un plan urbanístico que promete pingues beneficios para los propietarios; un poblado medieval con una preciosa iglesia fortificada que obstaculiza aquellos planes; un consistorio, siempre amigo de los constructores, que hace oídos sordos a las reclamaciones de las asociaciones locales; unas personas que, hace veintitrés años, ocuparon e hicieron habitables las ruinas de los herrenes medievales, creando así otro pequeño estorbo para el ‘progreso’ - la desaparición de la faz de la tierra de un incómodo patrimonio histórico y su sustitución por cientos de chalets adosados.    

La sombra de la especulación urbanística es larga y, bajo ella, el patrimonio histórico y natural suele durar poco. El proceso, tan lucrativo para algunos y tan desastroso para el bien común y la riqueza cultural del país, ya se ha visto en tierras escurialenses en el caso del Palacio de Monesterio. En plena burbuja, la finca fue comprada por la filial de un banco, cuando la zona fue objeto de la reclasificación urbanística en dos ambiciosos planes generales del Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial. Durante aquellos años, el palacio del siglo XVII, ya en ruinas, iba desmoronándose cada vez más, condenado a desaparecer por completo. Por suerte, la Comunidad de Madrid rechazó aquellos disparatados planes urbanísticos. Tras años de movilizaciones y trabajo de despacho de las asociaciones, la Dirección General de Patrimonio de la Comunidad de Madrid obligó a los propietarios a la consolidación de las ruinas. El resultado ha sido la salvación de un edificio singular para las futuras generaciones.

El proceso de destrucción del patrimonio en Navalquejigo ha sido aún más rápido. Hasta los años noventa se oficiaba misa en la Iglesia fortificada del siglo XIII de la Exaltación de la Santa Cruz. Sin embargo, en 1996 el Ayto. de El Escorial presentó un plan urbanístico para el poblado medieval, así dando un pistoletazo al abandono del poblado y de la iglesia. Con la desaparición de campanas, pilas y tejados, el monumento de casi 700 años de antigüedad ha quedado reducido a los muros exteriores, la fachada y la cabecera. En 1997 llegaron unas personas que ocuparon las ruinas de las casas medievales y las hicieron habitables, pero otros elementos históricos como el portón de la casa del concejo han desaparecido por completo. Otra fecha importante fue, en el año 2006, la declaración del Territorio Histórico de la Gran Cerca del Felipe II, un estatus que complementó la figura de la iglesia como Bien de Interés Patrimonial y la zona como Lugar de Interés Arqueológico. Desgraciadamente esta protección oficial no ha servido para nada ante la dejación de funciones del Ayuntamiento de El Escorial.

En mayo de 2019 varias asociaciones locales dirigieron al alcalde de El Escorial un escrito en el que le expresaron su preocupación por el estado de abandono de la Iglesia. Hasta la fecha (septiembre 2020) no han recibido respuesta. En julio de 2019 dos asociaciones, ALANA y Entorno Escorial, se reunieron con funcionarios en la Dirección General de Patrimonio (DGP) de la Comunidad de Madrid que enviaron una inspección a Navalquejigo de los servicios técnicos. Como resultado, en agosto de 2019, desde la DGP, se mandó un escrito al alcalde de El Escorial en el que le rogaba instara a los titulares de la Iglesia a cumplir con el deber de conservación. La propiedad tenía la obligación de presentar, en el plazo de tres meses, un proyecto de rehabilitación del inmueble. Sin embargo, más de un año despuésés, la Iglesia continúa en el mismo estado de olvido y abandono, sin que se haya tomado ninguna medida, no ya de rehabilitación, sino para frenar su rápido deterioro.

Es evidente que, en el caso Navalquejigo, el Ayuntamiento de El Escorial ha intentado obviar su responsabilidad en cuanto al Patrimonio Existente y que podrían incurrir en la dejación de funciones en cuanto a las obligaciones que, por Ley, tienen las administraciones públicas conocedoras de actos u omisiones que deterioren el patrimonio histórico. ¿Por qué ha permitido la destrucción de un poblado e iglesia de unos setecientos años, de los monumentos más antiguos del término municipal? La respuesta queda en la mentalidad que todavía domina entre muchos de nuestros gobernantes: el cortoplacismo económico; la ignorancia y el desprecio por el patrimonio histórico; la defensa de los intereses particulares sobre el bien común.

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