EL 'BREXIT': UNA VICTORIA PARA EL MIEDO Y LA XENOFOBIA
Los eslóganes del Brexit Foto: The Telegraph
¿Por qué el Reino Unido ha votado para salir de la Unión Europea? ¿Los británicos son unos raros, unos insulares que toman el té a las cuatro y ven el continente aislado cuando hay niebla en el canal de la Mancha? Puede ser que sí, pero bastante menos que en el pasado. Durante los cuarenta y pico años que el Reino Unido ha pertenecido en el Mercado Común y la UE, el país ha cambiado mucho: la comida ha mejorado de forma sorprendente; hay bistros y bares de tapas en cada esquina; los británicos viajan cada vez más; han dejado de llevar bombines; incluso con el calentamiento climático hace más sol. En resumen, culturalmente son cada vez más europeos. Lo que pasa es que hay dos Gran Bretañas. Una parte del país se ha beneficiado de la nueva economía del conocimiento, de los servicios financieros, de las reducciones de impuestos. Las personas de la otra Gran Bretaña han observado impotentes como su nivel de vida ha bajado de forma paulatina, sus trabajos se han convertido en cada vez más precarios, los servicios públicos han empeorado por los constantes recortes. Como en muchos otros países del norte de Europa, la reacción no ha sido culpar a las grandes multinacionales que evitan pagar los impuestos o a los políticos que recortan las ayudas sociales. Gracias a una prensa eurófoba y unos políticos ultra-nacionalistas, xenófobos y mentirosos, achacan todos sus males a la Unión Europa y a los inmigrantes que llegan desde Europa. Así se explica cómo esta noche han votado de forma mayoritaria para salir de la UE todas las antiguas zonas industriales y los pueblos pequeños mientras que las ciudades prósperas como Londres, Bristol, Oxford, Cambridge han votado claramente para permanecer en Europa (la excepción es Escocia). ¿Cuáles serán las consecuencias para las vidas de la mayoría de los que han votado sí? Una debacle económica garantizada, un largo periodo de incertidumbre y unos dirigentes políticos con una agenda ultra-neoliberal que empeorarán las vidas de los trabajadores. Lo que es evidente, en una madrugada triste para Europa, es que, si quiere sobrevivir, la Unión Europea no puede continuar con las políticas de austeridad y las reformas estructurales a favor de un mercado libre sin ataduras. La única opción es un giro hacía una Europa social, democrática y sostenible que beneficiaría a la mayoría de los europeos.
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