El autor empezó comentando
los continuos conflictos entre los Reyes, con su preocupación por la caza, y
los Jerónimos con su interés en sacar un rendimiento económico de los bosques y
las dehesas por medio de la tala de árboles y la extensión de pastos para su
cabaña ganadera. Después de describir el nefasto periodo de ocupación francesa
durante la Guerra de Independencia, José Javier Ramírez describió los impactos
dramáticos de la desamortización de 1869; los nuevos dueños de las tierras
desamortizadas no dudaron en talar miles de árboles con sus consiguientes
efectos ambientales.
Por suerte a este
panorama desolador de deforestación y abandono, con las laderas de Abantos casi
desnudas de vegetación arbórea, en 1869 se trasladó a San Lorenzo de El
Escorial la Escuela de Ingenieros de Montes, fundada en 1848 y establecida en
el Castillo de Villaviciosa de Odón. Sin embargo, por varios motivos, se tardó
más de veinte años en empezar la gran repoblación de los montes escurialenses
en 1891 y, de hecho, solamente se llevó a cabo gracias a los esfuerzos y
presiones del gran naturalista y senador Mariano de Paz Graells.
José Javier Ramírez describió
los grandes problemas que encontraron los ingenieros con un suelo totalmente
degradado y varios años de sequía que resultaron en un 85% de marras. Por el
mal estado del suelo los ingenieros no plantaron árboles autóctonos como el roble
melojo o encina, sino pinos, en particular el pino negral (Pinus pinaster) en
la parte más baja del monte y pino silvestre (Pinus silvestris) en la parte más
alta del monte. A la vez, los ingenieros plantaron muchas especies diferentes
como experimentos, algo que hace tan interesante los bosques del Monte Abantos
con sus pequeños grupos de alerces, hayas, tilos, abedules y pinsapos y otros ejemplares
exóticos como el Thuya gigantea y Sequoia gigantea.
En su libro, José Javier
realza la figura del ingeniero Miguel del Campo, nativo de San Lorenzo y
encargado de llevar a cabo la repoblación. En su resumen cita este gran
ingeniero de monte (y proto-ecologista) que condena la destrucción de los
bosques en España: “la obra destructora y suicida, bajo la mirada casi
indiferente del Estado, rompiendo el equilibrio de las leyes de la Naturaleza.”
Concluye su magnífico libro José Javier
Ramírez: “siguiendo las enseñanzas de Miguel de Campo, la receta para conseguir
el ansiado objetivo de armonía y equilibrio entre las fuerzas naturales y
sociales se nos aparece con meridiana claridad: menos egoísmo e ignorancia y
más solidaridad y cultura.”
Fotos de alerces y hayas en Abantos:
http://blognatura-sistemacentral.blogspot.com/2010/10
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